domingo, 17 de noviembre de 2013

EL MÉTODO COMPARATIVO


La lingüística histórica (o lingüística diacrónica y a veces lingüística comparativa) es la disciplina lingüística que estudia el cambio de las lenguas con el tiempo y el proceso de cambio lingüístico. Por tanto, la lingüística histórica ocupa un lugar destacado en el estudio de la evolución diacrónica de las lenguas y su relación o parentesco genético.

Los resultados de la lingüística histórica pueden ser frecuentemente comparados con los de otras disciplinas como la historia, la arqueología o la genética. En los estudios interdisciplinares de este tipo lo que se pretende es reconstruir la cronología relativa de contactos entre pueblos, rutas de expansión e influencias culturales mutuas.

El nombre lingüística comparada, o gramática comparada, se refiere propiamente a una de las técnicas principales de la antigua lingüística histórica sincrónica.

Reconstrucción externa: Método comparativo

Las similitudes intralingüísticas obedecen a una de tres causas posibles: a) casualidad; b) préstamos; c) herencia. Cuando las similitudes entre palabras de distintas lenguas se deben a un origen común, estas palabras se llaman cognados. Dichos cognados pueden usarse para determinar la sucesión de cambios fonéticos dentro de una lengua o grupo de ellas (lo cual permite reconstruir parcialmente la historia de una familia de lenguas) o el grado de cercanía de dos lenguas dentro de una familia.

Cuando se examina una lista de cognados se aprecian correspondencias fonéticas regulares, por ejemplo, muchas palabras básicas en lenguas germánicas como fish 'pez', father 'padre', for 'para', empiezan por f-, mientras que en las lenguas románicas sus equivalentes son similares pero empiezan por p-. Similarmente las palabras interrogativas muestran una correspondencia wh- / qu-: who 'quién', what 'qué', where 'dónde' (latín quo), when 'cuando' (latín quando). A partir de las correspondencias fonéticas regulares puede tratar de reconstruirse el fonema detrás de cada correspondencia. Por ejemplo, la correspondencia entre el inglés wh- y el latín qu- se debe a que ambos sonidos derivan de la labiovelar *kw del protoindoeuropeo, que evolucionó el protogermánico *hw (y en inglés medio se transcribió como wh) y el latín arcaico se mantuvo como *kw (aunque se escribía como qu-).

Si todas las lenguas de un grupo emparentado en forma filogenética comparten un rasgo, suponemos que este se encontraba presente en la lengua madre. Así, por ejemplo, todas las lenguas indoeuropeas antiguas son lenguas flexivas con marcas de caso explícitas, por lo que dicho rasgo debió estar presente en el idioma protoindoeuropeo. El protoindoeuropeo ha sido reconstruido principalmente mediante el método comparativo, reconstruyendo los elementos detrás de cada correspondencia regular observada entre las lenguas indoeuropeas

Se suele señalar a 1816 como la fecha de nacimiento de la lingüística histórica con la aparición de la obra Sistema de conjugación de la lengua sánscrita, comparado con el de las lenguas griega, latina, persa y germánica del lingüista alemán Franz Bopp. El título describe perfectamente la metodología empleada: el llamado comparatismo o gramática comparada, técnica empleada por varios lingüistas de la época entre los que se incluyen a von Schlegel, J.L.C. Grimm, A. Schleicher y R. Rask. Las características iniciales del comparatismo eran las siguientes:

Dedicación al estudio de las lenguas indoeuropeas, interés derivado del descubrimiento a finales del XVIII de la analogía entre el sánscrito y la mayoría de las lenguas europeas.

Idea de que entre las lenguas indoeuropeas no hay solo parecido, sino parentesco: se trata, por tanto, de transformaciones naturales de una misma lengua madre, el indoeuropeo.

El método comparativo: se busca, ante todo, establecer correspondencias entre las lenguas comparándolas; esta comparación, además, es entre sus elementos gramaticales. Se plantea, a este respecto, la polémica sobre si se debe prestar atención a las raíces de las palabras o bien a los elementos afijales de estas (sufijos, prefijos...); a principios del XIX, la comparación de las lenguas se consideró esencialmente como la comparación de estos últimos, pues eran los menos susceptibles de ser préstamos de forma aislada.

Posteriormente el método comparativo se aplicó a otras familias, muy tempranamente a las lenguas bantúes y a las Lenguas malayo-polinesias y durante el siglo XX virtualmente a casi todas las familias reconocidas. Igualmente ha habido un énfasis en la reconstrucción lingüística de las protolenguas que dieron lugar a las familias y grupos, los cuales lo denominan

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